Time of our Lives

Tengo ganas de escribir, de desfogar. Pienso siempre en tratar de ser un poco más divertido, de contar las miles de historias muy graciosas que me pasan, o los viajes que a la larga siempre termino haciendo.

Pero no sé, no quiero proyectar felicidad, mi alma está en pena.

Porque por ejemplo podría contar historias dignas de una peli porno, de esas muy malas, o de esas muy buenas. Y de hecho la de este sábado es la más simpática de todas, la más destruye hogares también.

Se me ocurre poner Sigur Rós, pero Takk, estoy convencido de que me hace llorar un poco más animado. Todos duermen, ya es un poco tarde, hace un rato tuve la última atención a mi vieja. Sus dolores son terribles, está muy mal.

Cada vez la admiro más, y ahora lloro por decir eso. Porque es verdad, no creo poder llegar a aguantar ni la mitad de todo lo que ella ha pasado en toda su vida. Y así como me decía el otro día, justo después de decirle cosas bonitas al oído,

"Yo perdí dos hijitos, tú sabes la historia. Eso me hizo muy fuerte, me enseñó a endurar el alma. No te quiero triste, te quiero pensando en tí, en que va a ser de tu vida después; en tu felicidad".

Hoy pienso hasta dónde llega la fortaleza. O en las palabras sabias y tan tontas y tan simples pero tan sabias que el que ha sido el amor de mi vida me dijo, siempre tan argentino,

"Viví esto no preguntándote todo el tiempo por qué, y por qué a vos, sino porque no a vos".

Y lo pienso, en serio. Pero te desgasta mucho, te agota mucho tener tanta sensibilidad adentro, comprimida, tanto cargamento, un arsenal ideas y pensamientos y lágrimas a punto de salir y que salen sólo cuando estás sólo en tu cama o como un huevonaso frente a tu Vaio. Pero nunca con nadie al lado. Obvio, aquí en Trujillo no se puede ser débil, menos mostrar miedo, tristeza, ni pánico.

Me quedo en blanco, pensando en el libro de María Luisa. En cómo la siento tan cerca a mí, en cómo me ha sorprendido leerla, en todas las sonrisas hechas y las millones de lágrimas que me hizo perder.
¿Las lágrimas se pierden o simplemente se regalan a la tristeza?
Hace mucho que no sentía tanto placer al leer algo, tanta pasión,

Ahora que vago sin encontrarte

el infierno es frío
azul oscuro
y no arde.
La vida eterna es tu ausencia.
El vacío tu memoria.
Ven.

Si ya estabas en mis planes, ahora eres prioridad, querida bodyboarder. Sólo espera que mis penas bajen, que mi vida se reorganice.
Porque no quiero nada, ya no tengo nada planificado. Estoy sin rumbo a la espera de mucho pero sin pensar en nada. Pero ya tengo algo más de paz, de tristeza con paz, pero paz al fin. Repitiendo por qué no a mí.

Igual solo ando seguro de una cosa:

Mi vida no va a ser la misma sin tí, mamá.

// publicadas por Running @ 01:59