Time of our Lives

Mis dos roommates guatemaltecos, bien machos ellos, están escuchando la última canción del noputo (porque él no es puto, ojo) de Ricky Martin (no sé porque mierda agrego ese nombre a mi blog). Bueno, escuchan esa canción horrenda en la sala del depto, y se ponen a hablar sobre el concierto que otros subnormales, los mexicanos de RBD, hicieron hace poco en Ciudad de Guatemala, y lo alucinante y "deahuevo" que estuvo. Para los que no saben que mierda es eso (que suerte la suya), es un grupete de cuarta con una puta de 29 que se hace pasar de 15, remedo de lo que Erreway fue. Tampoco es que sea fan de Erreway, pero no jodan, por más derechos y supervisiones y huevadas, la versión mexicana es un asco, insoportable, deprimente, una total cagada. Por lo menos la Lopilato estaba para clavarla, hasta yo le hacía el favor con gusto. Y "platican" de eso y justo yo termino de hablar por ahí con alguna gente y surge la posibilidad de ir al concierto de U2 en Bs As y entonces me voy a servir agua y no sé por qué se me ocurrió comentárselo, total, hablaban de conciertos, y los dos dicen "ahhh...", y les pregunto sorprendido que si les gusta U2 o qué, y me responden que no, que nunca les gustó, ofendidos porque les cambié el tema de conversación.
Tampoco es que me muera por U2 como me muero por Soda o los Baba, ¿pero osea estoy tan mal?. Es más, ¿soy yo el que está mal?. ¿Está bien que el Texas state of mind no se me haya subido a la cabeza después de cuatro años?.