Time of our Lives

Estoy harto de no poder leer más a Lorena Tudela Loveday. No entiendo de quién es la culpa de que la China no salga más. Los jueves a la tarde ya no son lo mismo.
Caretas empezó con la cagada de cobrarnos una reverenda pendejada para acceder a su edición online. O sea no tengo la cifra exacta, pero era un robo total. Bueno, y aparte de eso, en la edición impresa nuestra mujer tampoco aparece. ¿Entonces?
Fuera de eso, ahora me entero que “dicen� que Rafo León finalmente cumplió lo que ya había dicho hace unos años: matar al personaje más emblemático de la mujer cosmopolita peruana. Se aburrió de escribirla por más de veinte años. Esa era la razón.
Felizmente quedan recopilaciones de todas las columnas publicadas, no sé si en dos o tres libros, pero desgraciadamente son muy pocas las que están disponibles en la Web.
Y para cerrar este indignado post, les dejo a una China muy electorera, haciéndonos ver lo espantosa que era la vida en el Perú de los 80s, y recordar el dilema del 2001 que espero no se repita en abril del próximo año: “voy a votar por éste porque es menos cholo que el otro�. No comments. Macondo´s shit.
¡Ah!, Rafo, ¿y el final?

Ayuda para internacionales:
Alan García: El peor presidente de la historia del Perú (85-90). Destrozó al país y lo dejó en la ruina total; estuvo a punto de convertirse en Cuba, Angola, Cambodia, o China de los 60s gracias a Sendero Luminoso. Aparte de eso, el tipo es más grasa que Menem y está casado con argentina. Y tuvo la concha de ser candidato el 2001, después que le borraron todos los juicios… ¡¡¡y casi gana!!!
El Golf: El Lima Golf Club de San Isidro.
Muchacha: Mucama, empleada.

En el Sauna del Golf
Por LORENA TUDELA LOVEDAY
19 de abril de 2001

Ay no sabes, el otro día nos fuimos todas al sauna del Golf, hija, después de una amanecida absoluta de bridge, que dicho sea de paso es una manera regia de no darte cuenta de que en el Perú estamos en pleno bridge pero para irnos a la mierda, qué quieres que te diga. Bueno, Maripí, Mariló, Maribé y yo nos encalatamos, nos pusimos una toalla encima de la tetamenta y adentro, a sentir cómo el vapor de alcanfor, sándalo y eucalipto nos reconciliaba con nosotras mismas, cuando en eso, pucha, en medio de las brumas veo una figura sentada que tenía un airecito familiar, y yo en esos casos nunca me equivoco. Era una figura así menudona, rubicunda, tipo mendiguita de Lladró, con un gestito inconfundible de primera dama bajando del avión presidencial: cabecita ladeada y dignidad a toda prueba, sólo le faltaba la carterita Gucci colgada del codo.
- "¿Esa no es la mujer de Chalán?", le pregunté a Maribé.
- "¿De Chalán, qué Chalán?", me contestó la idiota, a mí que odio que me respondan con otra pregunta.
- "Ch de cholo más Alan, ¿qué da?: Chalán", precisé, "es una manera regia de decir las verdades sin que te acusen de racista".
- "¿Dónde está la mujercita?"
- "Ahí"
- "Ya se fregó".
Pucha, subimos la voz a tono de cachacas en bazar militar y las cuatro empezamos a hablar tipo dile a Pedro para que escuche Juan. Arrancó Mariló: "Ayer fue santo de mi sobrina Donatella y nos estábamos acordando, pucha, de cuando cumplió cinco años en el noventa y Marisa tuvo que hacer los relámpagos con Dulcoril. Qué asco que es el pasado, ¿no?" Maribé simplemente anotó: "¿Y cuando había que subir el balón de gas once pisos porque no había luz? Pobres las muchachas". Maripí, que es tan bruta que no se daba cuenta de que era teatro y que había que hacerlo con sutileza, o sea, se mandó, "Por culpa del chancho de Alan yo he llegado a tener que fabricarme mis propios Tampax con algodón y canutos de cartulina, porque no encontrabas uno en la Deza aunque los pidieras de rodillas". Ahí yo ví que la cabecita de la mujercita se ladeó para la derecha pero sin perder su airecito cool y no sabes la furia que yo podía sentir, por eso saqué del fondo del alma una regia que de verdad le pasó a Pepe del Salto: "Pucha, mi enamorado en esa época juntó diez mil dólares para comprarse su primer auto, tenía un mérito el chico, no saben; y qué creen que le pasa: se los convirtieron a la fuerza a diez billones de Intis, y cuando quiso pagar el carro en dólares, recibió mil, ahí fue que empezó a darse a la coca". Maribé acotó, convencidísima: "Yo hubiera hecho lo mismo, hija, no se puede sobrevivir con tanta esclavitud de la libertad". Maripí, Einstein como siempre, la tuvo que cagar: "Sí, Maribé, pero nosotros igual nos coqueábamos sin que nos redujeran los ahorros, ¿no te acuerdas?" Había que cambiar el tema de inmediato y yo me hice cargo del asunto: "Debe ser horrible estar casada con un psicópata pero peor, pucha, con un Presidente, ¿no creen?" Mariló, que es pendeja profesional, la chapó en el aire y la siguió: "Pero peor, chicas, debe ser estar casada con un Presidente psicópata porque ésos te pegan, con el respaldo del Comando Conjunto". En ese momento los vapores estaban fuertísimos pero aún así me pude dar cuenta de que la damita, juá, ladeaba la cabecita para la izquierda, pucha, como si estuviera escuchando hablar a la reina Isabel. Masqué fierro y seguí: "Según Freud y Lacan, pucha, o sea, hay una psicopatía inconsciente en quien acepta compartir su vida con un dictador..." Ahí Maribé, que de psicoanálisis sabe lo que Martucha, ag de bondad de alma, acotó: "claaaaaro, mi psicóloga me ha dicho que detrás de todo tirano hay una tirana pasiva". En ese momento la rubicunda se levantó y salió hacia los camerinos y pucha, las cuatro como accionadas por cuatro resortes nos fuimos tras ella, sin parar de hablar, pero cada vez con menor sutileza, no sé si me entiendes: "Lo oooooooodio al queso fresco maricón ese del Chalán, qué le ha pasado al pueblo peruano", dijo Mariló. Yo seguí: "Estos son conflictos irresueltos que arrastramos desde el trauma de la Conquista, me siento una Garcilasa". Maribé, más práctica, añadió: "Pucha, yo ya saqué todo del Wiese y me pasé al Merrill Lynch, a mí no me la hacen de nuevo". Pero Maripí, con su neurona proverbial, tuvo que decir lo que nunca nadie debe decir en voz alta: "Ay, pero yo voy a votar por Alan porque es menos cholo que el otro" . Pucha, ahí la mujercita acabó de vestirse y con la carterita Gucci en el codo nos miró, nos hizo una venia victoriana y se fue oliendo a Kenzo y yo tuve que agarrarle la mano a Mariló para que no le tire el jabón por la cabeza, así está de polarizado mi pobre país. En fin. Chau, chau. (Rafo León).