9.15.2005

melancolía


hoy, como nunca, hablé por el msn con mi madre y dos de mis tías, en conversaciones separadas a distintos tiempos. y me pude dar cuenta que a pesar de que pueden llegar a ser muy distintas, al final son idénticas.
mis abuelos tuvieron seis hijas mujeres y dos hombres; siendo la mayor de ellos mi madre. vivieron toda la vida en trujillo, en un realismo mágico maravilloso. con colegios de curas, de monjas. prohibiciones de usar jeanes y minifaldas. casi muerte de mi abuelo cuando mi madre siquiera le dijo que se iba a phoenix por un año acabando el colegio. casi muerte de nuevo cuando mi madre regresó fan de los beattles (eran los 60s) y con todos los discos (sí, todos, y se los robaron ya siendo yo mayor: una de las peores tragedias en la historia de mi familia). los hijos no podían estar en las conversaciones de los grandes, aún así ya tuvieran veinte años. "hijita porque vas a trabajar si yo te puedo mantener como reina". compañía de teatro. y miles de cosas más.
yo soy de la camada de los primos del medio, el 15 de 22, osea que fui de los que más disfrutó de esa casa de locos. ya todos mis tíos estaban casados y con hijos. tenía primas y hermanos mayores para idolatrar, y primos chiquitos a quienes joder. mis recuerdos ya ven a mi abuelo rector muerto, pero me doy cuenta que su marca se quedó con nosotros para siempre. mis papás me dicen que soy igual a él, en casi todo... y yo nunca lo conocí. y ahora entiendo por qué soy el preferido de todas ellas: me ven y ven al padre.
pero fuera de la disciplina y rigidez alemana que significó mi abuelo, mi familia vivió iluminada por la magia de mi abuela. era partícipe hasta en la más mínima cosa de nuestras vidas, y todos vivíamos felices. y la adorábamos.
y todo era tan feliz que lo único que se hacía era estar en la casa de la abuela. y hablar gritando. podían haber cinco conversaciones en una misma mesa, la patota de niños jugando, llorando, riendo y gritando por todas partes y nadie se complicaba la vida.
gracias a ella mi mamá y sus hermanas tienen la mejor cocina del mundo entero: toda reunión se centra en el qué vamos a comer. gracias a ella también es que nosotros pagamos las consecuencias: comemos como vacas, siempre estamos gordos y cuando vamos a comer fuera nunca nos gusta nada.
y ahora hablando con ellas, ví que hasta escribían igual. y me pareció alucinante. y me acordé de toda mi vida de chico. de cómo a pesar de que ni mis abuelos ni dos de mis tíos sigan con nosotros, nosotros seguimos siendo los mismos. nunca nos separamos. nos vemos menos eso sí, pero seguimos igual de unidos. seguimos gritando igual, comiendo igual, haciendo dramas donde no los hay.
y por eso creo que así como en el realismo mágico de cien años de soledad, todo se repite. ahora mis primos tienen hijos, casi todas las viejas son abuelas y veo que la huella sigue siendo la misma. y lo seguirá siendo.

Comentarios:
.... snif.... snif....
 
muy lindo! migue.
 
melancolia, a todos nos invade d alguna manera...yo me remito a mi familia, los ingalls jajaja la tuya es lo mas! como tu dices.
 
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