8.16.2005

Si yo fuera Presidente


Lorena Tudela Loveday

Psicoanalista, consultora de arte, consultora del Banco Mundial para lucha contra la pobreza, consultora de Vogue para lucha contra el mal gusto, ciudadana del mundo. Cuarenta y dos años, pero nadie lo dirí­a. Escorpio con ascendencia Escorpio, complicadísimo, hija.
La China Tudela para los amigos.

¿Cuál sería tu eslogan o lema?

GCU o muerte.
¿Vivirías en Palacio de Gobierno?
¿Estás loco? Allá­ no sólo hay ratas y pericotes, sino que debe sentirse una vibra que te puedes morir... entre los dopes de Alan, las maldades de El Innombrable y las resacas de Pachi, no necesitas de las penas de la casa Matusita para salir corriendo. No, o sea, yo vivirí­a en una casita así­ súper sencilla en San Juan de Lurigancho, para estar en contacto con mi pueblo. Pero eso sí­, que no me hagan bulla después de las 6 porque a esa hora medito.
¿Qué actividad que normalmente realizas tendrías que abandonar?

No podría seguir viendo pacientes porque, ¿te imaginas? No harí­a sino darles órdenes y meterlos a trabajar en el PAIT, porque la mayorí­a sufren porque no hacen nada por la vida.
¿Qué actividad tuya le causaría problemas a tu equipo de seguridad?

Supongo que las visitas de Diego... y de Cholón Ugaz, de Gino Costa y a ti qué te importa de quién más.
¿Qué objetos colocarí­as en el despacho presidencial?

Mis estampitas de La Mano Poderosa, de Sarita Colonia, de San Dimas de Catacaos, de Juansimón de Guatemala, de la Virgen de Chapi, del Padre Urraca y del Niño Compadrito. ¿Sabes qué?, yo no creo en Dios, pero sí­ en esa burocracia intermedia.
¿Quiénes se extrañarí­an de que los invites a cenar a Palacio?

Pucha, harí­a unas cenas regias con las señoras de los comedores populares a las que invitaría a Maripí­, Mariló, Marischienka, Sue, Maribé y Mariafé, para que aprendamos todas de todas y regio.
¿Qué no harí­as nunca?

No me planteo ese asunto porque si soy presidenta es para hacer lo que me da la gana, no sé si me entiendes.
¿A quién amnistiarí­as?

A Vladimiro Montesinos, hija, no sólo le darí­a amnistí­a, sino que lo llevaría a trabajar conmigo igualito que con El Chino Jijuna. A ver, ponte una mano en el pecho y respóndeme: ¿no la hizo regia acaso?
¿A quiénes nombrarí­as embajadores, y a dónde?

A Maripí­ Pinillos la mandarí­a a Bramaputra porque está de pesada. A Alan Garcí­a lo mandarí­a a la mierda, así­ no tengamos allá representación diplomática. A Popy me lo traerí­a de Madrid para que nos represente en Togo, lo harí­a regio. A mi hermana Ana Luisa la pondrí­a en Roma y si alguien me acusa de nepotismo, pucha, le pongo un hábeas corpus y ya verá qué hace, o lo deporto a secas, para eso soy presidenta, ¿no? A la Jessikah's Jesseniah's la pondría en la Santa Sede, para que joda un poco a los curas, hija.
¿Quién serí­a tu principal asesor?

Sue me ayudaría en cosas de banca internacional, pero bien de lejitos porque mi querida amiga es una serruchona de piso que nada te digo. Para temas de agro, pucha, don Anaximandro, el jardinero de mi mami, no sabes cómo le tiene las violetas africanas y los helechos arbóreos. La industria que se maneje sola, igual va a quebrar y en cuanto a reservas, tráiganme a Richard Webb, que lo adoooooooooro. Zaraí­ serí­a una buena asesora en diversos temas porque la mocosa sabe de todo. Pero eso sí­, calladita nomás.
¿Quién serí­a tu asesor de imagen?

Ya te dije, don Vladi, aunque para casos más complicados traerí­a desde Parí­s a mi amiguísimo Stephan de la Fressange. Es tan fino y me conoce tanto. Claro, no respondo si cada noche se levanta a uno de esos soldados con casco de plumas de gallito de las rocas que me hacen guardia en Palacio, pero en fin, la cosa será que nadie se entere.
¿Qué cambiarí­as de las ceremonias oficiales?

Tú que me conoces, ¿crees que yo aparecería en ceremonias oficiales? Por el amor de Dios... aunque te confieso que a veces me dan ganas de subirme a Machu Picchu vestida de palla de Corongo a gritar que ya está de vuelta el Taki Onqoy, y ¿sabes por qué? Porque hija, de repente ser presidenta es la única ocasión que tenga en mi vida de hacer lo que se me dé la gana.
¿A qué periodista no le darías una entrevista nunca?

No darí­a entrevistas a la prensa nacional. Ten en cuenta que con mi elección como presidenta, pucha, el paí­s pierde a la única periodista con capacidad para entrevistarme a mí, ¿te das cuenta? Me limitarí­a a dar conferencias de prensa, pero cuando me provoque: ¡déjenme trabajar, señores periodistas!
¿Cómo festejarías tu cumpleaños?

Como siempre, sencillita, con mis í­ntimos, y si algún correligionario se le ocurre mandarme mariachis, que se prepare porque al dí­a siguiente lo nombro parlamentario por la región Ucayali.





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